domingo, 15 de marzo de 2009

Un lunes normal en la facultad después de un domingo no demasiado bueno. Al regresar a casa, al colegio, de pronto cambia la vida. Leemos la esquela varias veces, incapaces de comprender. El mundo se hunde. Y de pronto la vida cobra sentido. Y aprendemos la lección en un silencio profundo, un minuto más o menos, aunque habríamos estado callados mucho más tiempo. Y empezamos a vivir como si fuese el último día. Empezamos a decir cariño, ¿cómo estás? cuídate, espero que mañana nos veamos. Lo valoramos todo. Y agradecemos el milagro que supone estar vivos. Entendemos que hay cosas por las que no merece la pena discutir, y cosas por las que merece la pena perdonar. Y el mundo sigue, con su recuerdo, siempre.

No hay comentarios: