Tu colonia se ha mezclado con la atmósfera cargada de humo y de alcohol, y no sé si es en ese olor o en esa copa, que empiezo a balancearme. Entonces empezamos a jugar, como si fuésemos cubitos de hielo agitados en un vaso de tubo, golpeándonos contra el cristal.
Al lado de nuestros vasos, el cecinero, para tirar ahí los restos de esa noche, llena de caladas baratas, y de un insulso (insípido, insípido, insípido) sabor de bocas.
1 comentario:
Lo primero, enhorabuena. Desgranando Granada me ha puesto los vellos de punta.
No nos conocemos, pero Antequera nos dará la oportunidad. Te pongo entre mis preferidos, que no son otros que los mollinenses de la última generación.
un bZo, Marta.
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