sábado, 5 de abril de 2008

Rompiendo las olas en la orilla, agitándose las piedras y la arena, desapareciendo la espuma, temblando su cuerpo, vistiéndose los locos entre sus perros, volando cometas amarillas, escupiendo anzuelos las cañas de pescar famélicas, enfriada la nariz de la torre por la brisa, olor a mar, gaviotas, reminiscencia, el puerto, Torrenueva, montañas que contienen el mar por un lado y lo dejan desbordarse por el otro, los dedos de sus pies revolviendo la arena, la marea subiendo y la espuma cada vez más intensa, las olas cada vez más altas, esperando el momento de lanzar un último rugido de placer, de alcanzar la calma el mar y el viento, dormidos después de amarse con violencia, dormir el universo y sus latidos, y dormir el brillo del agua lubricada por las caricias del sol.

Y ella, en medio de esa orgía de sentidos y elementos, se olvida del viento, del mar, del sol, del frío, del calor, de la torre, de los ladridos-latidos, de las cometas-estrellas, de las tardes inventadas. Y callada se entretiene contemplando el lunar de su pecho, y sintiendo con su lengua cada diente de su boca, despertando algunos recuerdos, hasta que choca con uno y se enfurece, y lo estrella, y lo rompe, y lo entierra, y lo destroza, y cuando ya ha muerto se relaja, respira, sus pulmones le hacen ahora el amor al viento, vuelve la calma. Se viste con la ropa caliente de esperarla, recoge sus cosas mientras el grupo de locos y de perros se acerca hacia ella caminando por la orilla y el resto de personas sigue disfrutando de ese lugar tan vulgar (cuando es con ellos) que es la playa.

Y ya sin palabras, los pies helados de meterlos en la espuma, echa a andar descalza hasta el paseo, y allí se vuelve a sentar y mira a ese rincón donde se besan esos días ella y el viento, ella y el mar, el universo… y bruscamente prende fuego a las palabras y se raja la garganta, repudia de su voz. Sus manos y sus gestos le bastan para acariciar al mundo y entenderlo, comprender el desequilibrio que rige esos días de abril o de septiembre en los que él y ella, el verano y la primavera, primero bailan antes de tumbarse por fin en una cama y recrearse en un mundo de sensaciones cálidas y desbordantes que acaba con todo y acaba por ser el origen de todo.

3 comentarios:

Mª Teresa Martín González dijo...

Cada vez escribes mejor. Un texto lleno de tantas sensaciones que parece que palpo cada una de ellas cuando lo leo.

Un saludo.

Cris-is dijo...

Eres una genio de la lámpara, ilusión, un melocotonero, de mimbre, un aplauso, abrazo, pintada en el brazo, en un zapato... Eres la altura y la mezcla, la dulzura y una canción heavy.
=)
Molas, y punto...


[UnSoñadorDeTantos]

Manzanita dijo...

A esto me refería cuando decía que eras increible. Lo he vuelto a leer y me he vuelto a quedar con cara de tonta.