sábado, 17 de mayo de 2008



Podríamos construir un castillo de arena y quedarnos a vivir para siempre en la playa...




Va a subir la marea, y se lo va a llevar todo.

miércoles, 14 de mayo de 2008




Una estrella, tras una larga y dura jornada de trabajo (aguantando romances, borracheras y algún que otro asesinato) se ha atrevido a denunciar sus precarias condiciones laborales. Exige agua clara para beber, y que se prohíba la entrada en el local a aquellos que no guardan silencio durante su función. Aunque el sindicato aún no se ha pronunciado, es posible que este suceso acabe derivando en una huelga de todos los trabajadores afectados. Las autoridades han manifestado su preocupación, y parece que es inevitable que la crisis se acabe produciendo.

Aún no se ha hecho ningún balance sobre lo que podría suponer un paro en el sector astrológico, pero se estima que, si finalmente se produce, millones de soñadores y amantes saldrán perjudicados, y que las pérdidas de ganancias oníricas serán las más graves jamás registradas.





jueves, 1 de mayo de 2008

Los días que no vienes a clase es un alivio, porque dejo de preocuparme por deslizar mi libreta y mi brazo hasta la frontera de tu mesa, de pegarme más al papel para escribir, de inclinar mi hombro e ir acercándome lentamente hasta tu mano. .. Sin embargo, cuando apareces por la puerta, y me envuelve tu olor a hierba, y me despierto, me doy cuenta de que me encanta que vengas a clase, y que acabes siempre sentado a mi lado.

Empezamos a jugarnos, ¿no te parece? Yo me voy acercando y tú te dejas acercar. Mi mano acaricia al papel, aproximándose a la tuya, y cuando llegamos al margen de la libreta nos quedamos quietos, nuestras manos rozándose sin moverse, nuestra respiración ligeramente, sólo ligeramente, más agitada.

Me gusta cuando muevo la cabeza y agito mi pelo, y sé que te envuelve mi olor, y te quedas quieto contra la silla, oliéndome, apretando el bolígrafo entre tus dedos. Entonces provocamos una orgía de sentidos en la clase de arte, ante la mirada complaciente del profesor, que nos cree concentrados contemplando a la Venus del espejo, y la tensión aumenta mientras imaginamos que yo soy la Venus tumbada ante ti y que tú eres el que se refleja difuminado en el cristal. Y cuando suena el timbre nos vamos. Nos olvidamos de esos instantes en las clases de arte, y nos vamos.